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El maravilloso arte de contar historias en pocas palabras... Microrrelatos. Una gota. - Véndame una gota de tinta, esta noche escribiré un microrrelato. Realidad. Aterrizó, se sacó las alas y volvió al huevo. El laberinto. Los tres hombres salieron del bar y se encontraron con un laberinto. Lo miraron detenidamente y volvieron a entrar. - Che, Borges ¿Fuiste vos? - No, yo estaba pensando en mi té. Al otro lado. Me desperté a las tres de la tarde y era de noche… allí recordé que ya no estaba en Madrid. Sólo un deseo. - Podeis pedirme sólo un deseo… cualquiera… - …Deseo, de ahora en más, tener cincuenta mil deseos por día. Sirenas. Al fin descubrieron a las sirenas. Diez de ellas fueron invitadas a la ciudad, llegaron al restaurante y allí se quedaron. - Mozo – gritó un hombre gordo - sírvame otro plato. ¡Estas sirenas son exquisitas! Protagonistas. En ese antiguo pueblo vivían sólo tres personas… los demás eran extras. La ninfa de agua dulce. El hombre llegó, al fin, al virgen río que tantos habían buscado. Allí encontró a la ninfa. Ella, privada de lenguaje alguno, se acercó a él y le dejó probar su cuerpo. Luego de horas, con la pasión impregnada en su cansado rostro, el hombre se vistió, se quitó la hierba del cabello y, con más fe que nunca, abandonó los hábitos. El detective. - ¿Sherlock Holmes a juicio? – repitió el médico. - Así es, Señor. Lo lamento mucho por usted. - Pero… ¿Qué fue lo que hizo? ¿De qué lo acusan? - En realidad – dijo el agente – nuestro trabajo sólo es investigar, esa información es confidencial. Por lo pronto únicamente podemos decirle, Sir Arthur, que al menos hasta que todo se aclare, debe dejar de escribirlo. Película subtitulada. Honestamente no puedo leer y mirar los senos al mismo tiempo. Señor. - Señorita, ¿Me habló usted? - No, sólo estaba rezando. - ¡Por eso!
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